Vayan por delante las condolencias por la muerte de Luis Francisco Cuéllar. Después de su brutal asesinato todo el mundo se ha lanzado en tromba a acusar a las FARC, no en vano había sido secuestrado en cuatro ocasiones anteriores por la guerrilla revolucionaria y es fácil pensarlo. Sin embargo, cuando el consenso es tan unánime y un acto de esta naturaleza perjudica más que beneficia a sus presuntos perpetradores, la experiencia nos pide ser cautos y dudar de juicios apresurados.

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